Relaciones Colombo-Rusas: Una Muestra De Un Mundo Multipolar
(Versión Resumida)
  • Juan Marco González Cruz
    Joven diplomático, becario de la Embajada de la Federación de Rusia en Colombia, graduado de Hablemos con Rusia 2022, presidente del Comité Preparatorio Nacional de Colombia para el Festival Mundial de la Juventud 2024.
  • El inicio oficial de las relaciones colombo-rusas se puede encontrar después de la independencia de la recién nacida República de Colombia. [1] Esto lo vemos gracias a las cartas del entonces presidente de la Confederación Granadina, Mariano Ospina Rodríguez con el Zar Alejandro II, en 1958. Aunque el primero, fue el fundador del Partido Conservador, miró con buenos ojos la modernización del país en aras del progreso, a la par que buscó por medio del Imperio Ruso una forma de garantizar la neutralidad y existencia de la Confederación. Se dice que Mariano Ospina admiraba al Zar por sus esfuerzos de modernizar a Rusia, y que por ello le escribió al mismo, recibiendo una respuesta positiva, donde el gobierno del país eslavo manifestó por primera vez la voluntad de reconocer nuestra independencia (Ospina, 2019).

    [1] Conocida principalmente como Gran Colombia para diferenciarla de la república actual (Cuevas, 2020).
Las relaciones mantendrían su curso, aunque no muy efusivamente, tomando una especie de "pausa" durante la revolución rusa de 1917, esto debido a diferentes factores, como el miedo de la élite colombiana a una posible revolución espejo, o a la prioridad del Zar de defenderse de los bolcheviques, entre otras razones. Pasando así desapercibidas y en un plano no oficial las relaciones entre ambos países, siendo más visible la influencia de la revolución rusa dentro de la política colombiana. Ejemplos de estos aires revolucionarios son notables durante la Masacre de las Bananeras en 1929 [2], la cual solo siguió alimentando los pensamientos ligados a los derechos de los trabajadores a lo largo y ancho del ya bastante ajetreado territorio colombiano.

No sería sino hasta 1935 bajo la presidencia de Alfonso López Pumarejo que las relaciones colombo-rusas se retomarían oficialmente, con una carta enviada por Gabriel Turbay, el Ministro Plenipotenciario de Colombia en Italia, hacia Borís Stein, el Embajador Soviético en Roma. Con una respuesta positiva, los lazos de ambos países volverían a atarse, dando frutos positivos en la década de los 40 tras el final de la Segunda Guerra Mundial, que se crearía el Instituto Cultural Colombo-Soviético. [3] De la misma manera, se abrieron las respectivas misiones diplomáticas en Bogotá y Moscú en 1943, que dentro del marco de cooperación en contra del nazismo resultaron un caldo de cultivo perfecto para propiciar las buenas relaciones.


[2] Masacre de trabajadores en huelga de la United Fruit Company perpetrada por el ejército colombiano bajo ordenes de Carlos Cortés Vargas. En Ciénaga, Magdalena.
[3] Luego de la disolución de la Unión Soviética, pasó a llamarse Instituto Cultural León Tolstói.

Gabriel García Márquez llegando a la Unión Soviética
Sin embargo, en 1948 con el magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán se desembocó una ola de repudio hacia la Unión Soviética con base al mito de que habían sido ellos quienes mataron al político colombiano, como un plan para promover el comunismo dentro del país y así desafiar la influencia estadounidense. Algo que aparte de ser un mito, era absurdo, teniendo en cuenta que Gaitán era de ideas socialistas y populistas. Este trágico episodio, aunque rompió las relaciones oficiales, no evitó que la amistad entre rusos y colombianos siguiera su curso, especialmente en el área cultural. [4]

Oficialmente la Unión Soviética y Colombia retomarían sus relaciones bilaterales en 1968, luego de 20 años, bajo la presidencia de Carlos Lleras Restrepo, siguiendo una dinámica de progreso y un pensamiento que buscaba dejar de depender tanto de los estadounidenses en lo político y económico. Fue este pensamiento de neutralidad y bosquejos de multipolaridad los que impulsarían la gran amistad entre los pueblos de Colombia y Rusia, creando situaciones como la de 1991 tras la disolución de la URSS, en que las relaciones continuaron fructíferamente a pesar del ambiente geopolítico, siendo así, Colombia apoyó a que la recién nacida Federación de Rusia continuara en el Concejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

La diplomacia pública colombiana ha buscado promover la imagen del país desde diferentes áreas, como la diplomacia deportiva, cultural, desde la biodiversidad, la academia, y muchas más. Se ha construido poco a poco, fortaleciendo las relaciones especialmente con nuestros vecinos, de igual manera, con los países capaces de generar gran inversión en el país. Ahora que las banderas principales de Colombia en política exterior son la construcción de paz y el medio ambiente [5], se ha promovido aún más la cooperación internacional para alcanzar dichos objetivos. En este camino, Colombia ha mantenido una ferviente neutralidad en asuntos geopolíticos, la cual ha peligrado varias veces debido a las constantes acciones coercitivas provenientes de occidente, o en muchos casos desde el propio interior del país desde las castas políticas nepotistas que reciben sus ingresos desde las grandes empresas occidentales.

[4] Personajes icónicos de nuestra cultura colombiana como Gabriel García Márquez, visitaron la Unión Soviética, dejando fotografías memorables.
[5] Programa de Política Internacional: Colombia Potencia Mundial de la Vida. 2022. Con enfoque humanista, feminista y participativo.

A la par, la Federación de Rusia posee una diplomacia pública enfocada en el poder blando, que, con el reciente escenario global, ha mirado con más atención hacia los países de África y América Latina, en donde Colombia como un antiguo socio estratégico y amigo del país, se ha visto enormemente beneficiada de esta nueva etapa en la diplomacia rusa. Las relaciones bilaterales parten principalmente desde la diplomacia cultural rusa y colombiana, en donde las diferencias son el eje fundamental para acercarse aún más. El intercambio con Rusia en áreas como la ciencia, academia y cultura han sido de gran apoyo para el desarrollo socioeconómico colombiano, con ejemplificaciones como las becas ofrecidas para educación superior a los jóvenes colombianos, los cuales luego de culminar sus estudios, regresan con todos sus conocimientos a promover el progreso de la nación.

Actualmente, las relaciones bilaterales entre Rusia y Colombia van en ascenso, teniendo como principal rival la campaña de desinformación de occidente, siendo este un reto por afrontar desde ambos países. La academia y la cultura son fundamentales para seguir promoviendo los lazos de amistad entre los pueblos colombo-rusos, puesto que, con el apoyo de organizaciones civiles, instituciones educativas públicas y privadas, entre otras, han fomentado la cooperación. Justamente que las relaciones entre ambos países estén mejorando de tal manera, es una muestra de que el nuevo orden multipolar que defiende Rusia ha sido exitoso en el escenario latinoamericano.

Los países que antes se trataban como el campo de juegos y el patio trasero de las potencias tradicionales, están volviéndose aún más relevantes en la geopolítica; dejando de depender de las mismas hegemonías que por años han estado presentes en la región, dirigiéndose a mantener relaciones de alta categoría con las diferentes potencias del globo. La presencia de un país latinoamericano en el BRICS muestra que se va por buen camino, y es cuestión de tiempo que los demás países de nuestra América crezcan como potencias regionales, e incluso en algún punto como potencias mundiales.

El orden multipolar está más cerca de lo que muchas personas creen, sin embargo, aún quedan diversos problemas por resolver antes de ser capaces de avanzar por el camino de la paz, la equidad y la justicia. Esta lucha se ve reflejada en la propia construcción de este nuevo orden, cuando las naciones se rebelan ante la hegemonía tradicional de países como Estados Unidos, quienes históricamente se han querido imponer frente al resto de países con un discurso de superioridad y policía del mundo, desestabilizando sociedades a su paso. Ahora estos países de ideas multipolares están promoviendo formas de diplomacia y construcción de una paz que sea sostenible, la cual se edifica al interior de las naciones, como se lleva luego a una escala externa a nivel internacional, y entre estos países defensores de la paz y las buenas prácticas se encuentra Colombia bajo su eslogan de potencia de la vida.
Tapa: Bogota, Colombia
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Bibliografía
  1. Cuevas, M. F. (Agosto de 2020). La creación de la Gran Colombia tras la victoria de Boyacá. Obtenido de Archivo de Bogotá.
  2. Ospina, M. C. (29 de Mayo de 2019). Mariano Ospina y el Zar Alejandro II. Obtenido de El Nuevo Siglo.
  3. Publicaciones Semana S.A. (19 de Junio de 2020). Relación de Rusia y Colombia, a prueba de todo. Obtenido de Semana.
  4. Diago, C. A. A. (2018). La revolución rusa y la permanencia de la contrarrevolución en Colombia. Revista Grafía-Cuaderno de trabajo de los profesores de la Facultad de Ciencias Humanas. Universidad Autónoma de Colombia, 14(2), 47-67.